Es de terror, británica, sesentera y sale Peter Cushing; sin embargo, no es de la Hammer. La carne y el demonio (The flesh and the fiends), cuenta con una premisa y un desarrollo argumental muy similar al visto casi dos décadas antes en una de esas joyas que Val Lewton produjo para RKO con un inconmensurable Boris Karloff: El ladrón de cadáveres.
Aquí no tenemos al bueno de Karloff, pero si contamos con un estupendo Peter Cushing en la piel de un personaje potente y megalómano y a otro crack como Donald Pleasance (uno de mis actores británicos fetiches junto a Oliver Reed) que simplemente lo borda con su acento impostado y con los brillantes diálogos que nos regala el guión.
Una buena película a pesar de que no salgan monstruos, tal y como promete el poster.