Cinta de terror australiana cien por cien setentera, muy alejada en cuanto a planteamiento y ejecución de otros kiwi-clásicos más atmosféricos y menos explícitos, quasi eco-terroríficos, de la misma década: El largo fin de semana (1978), La última ola (1977), Picnic en Hanging Rock (1975) …
Un poco de telequinesis con mucha mala baba. El «malo» asusta, escupe y hace de todo sin moverse de la cama. Un rato entretenido sin más pretensiones.